16 junio, 2024
Hecho insólito lo sucedido la semana pasada en un conocido restaurante de la capital gallega. Sobre las 12:00 del medio día, un potencial candidato entregó su curriculum de camarero al dueño de un negocio en el Franco. Este, queriendo echarle una mano ya que el trabajador afirmaba estar en una situación delicada le dijo que «si estás dispuesto, podemos hacer hoy mismo una prueba». Le preguntó entonces si tenía una camisa blanca y un pantalón oscuro para poder vestirse con una ropa adecuada para atender a los clientes.
El candidato le respondió que no y que no disponía de dinero para comprarla. La buena predisposición y la empatía del conocido hostelero le llevaron a darle un anticipo previa firma de un «recibí» por importe de sesenta euros para poder comprar el pantalón y la camisa. Pues bien, tras tener el recibí y también su curriculum, ello no fue suficiente para evitar que este candidato se fuera sin volver a dar señales de vida. Ni apareció de nuevo por el restaurante ni contestó a las llamadas del empresario, que no podía creerse que no hubiese vuelto para hacer la prueba que habían pactado.
DIARIO DE SANTIAGO ha podido tener acceso a dicho curriculum que a pesar de no saber si se ajusta a la realidad, fue el que el candidato entregó al hostelero, que ahora se plantea si servirá de algo denunciar a un tipo tan impresentable.
La moraleja es clara: ni todos los empresarios son malos, ni todos los trabajadores merecen oportunidades. Con ejemplos como este queda más que claro que la realidad es bien distinta del discurso político habitual en los tiempos de populismo que vive nuestro páis, en los que parece que el empresario tiene la culpa de todos los males que como sociedad nos ha tocado vivir.