29 abril, 2024
Tomás Porteiro (Santiago, 1990) cantante y compositor compostelano. Su infancia estuvo marcada por las cintas de los Beatles que su padre le ponía a la hora de dormir. Se crió entre pilas de discos. En su hogar siempre resonaba la música, bien en el salón o la que emanaba de la habitación de su hermana mayor.
Porteiro hizo su primera aparición en un escenario en 2008 con Sinestesia, el grupo que marcó sus inicios en el mundo musical. A lo largo del tiempo, ha participado en otras formaciones como Néboa, pero la pandemia le hizo plantearse lanzar un proyecto en solitario. El compostelano atiende a El Diario de Santiago para contarnos más sobre su música y planes de futuro.
¿Cómo compaginas tu labor de profesor de secundaria con tu faceta artística?
Bien, no me puedo quejar. En ocasiones me gustaría tener más tiempo para la música, pero trabajar en la enseñanza pública es también un orgullo. Además, si comparo con cualquier otra profesión, dispongo de bastante tiempo para poder seguir componiendo, tocando, estudiando…
¿De qué manera te ha afectado ser miembro de Sinestesia y Néboa a tu lanzamiento como figura en solitario?
Toda mi formación como músico está vinculada a esos dos proyectos. Sinestesia tiene tal vez algo más de conexión con lo que hago ahora porque allí era también el compositor. Néboa me ha sacado en ocasiones de mi zona de confort, lo cual me ha dado muchísimas herramientas y recursos, y ha influido mucho también en mi manera de afrontar arreglos, buscar sonoridades nuevas con la guitarra, familiarizarme con los sintetizadores. Además, cuando alguna canción mía se incluía en Néboa, siempre suponía para mí una experiencia interesante, porque iba hacia lugares que yo no hubiera escogido y sin embargo me ha encantado el resultado. Eso también es una cura de humildad, ver tu tema mejorado por otros, sacarte peso…
¿Qué influencias musicales han moldeado tu trabajo?
Podría ponerme pedante y hablar de lo que escuché ya más de adulto, pero con los años me doy cuenta de que de que lo que realmente te marca es lo que escuchas de niño y adolescente, aunque haya momentos de tu vida que quieras “escapar” de ello. De pequeño siempre me dormía con alguna cinta sonando. Mi padre me ponía las canciones de los Beatles, que tenía ordenadas por años. Cuando acaba una cara, entraba en la habitación y el tío me ponía la otra cara, así que durante años escuche a los Beatles mientras dormía. Es curioso porque luego, más de adolescente, no les hice tanto caso, y sin embargo ahora escucharlos es viajar a la infancia.
Tuve la suerte de criarme entre pilas de discos. En el salón de mi casa un día sonaba Hendrix, al otro Billie Holliday, al otro Mercedes Sosa, Los panchos…Siempre había algo sonando. Luego estaba la habitación de mi hermana. Es diez años mayor que yo, así que me llegaba mucha música de los 90 española, yo que sé, los Rodríguez, Kiko Veneno, Antonio Vega, Los piratas, Extremoduro, que me marcaron mucho en la adolescencia porque entendía las letras. Realmente era demasiada información todo el rato, y a esa edad va directo al tuétano. Lo aprendes todo de una manera muy visceral.
En este proyecto en solitario se ve mucho el gusto por el folk rock americano (Dylan, Joe Henry, The Band, Wilco), que en España creo que el que mejor adaptó eso, no como una mera imitación de estilo, sino como algo muy genuino, fue Quique González, que me encanta y, sobre todo, me emociona mucho cómo escribe. En los últimos años he flipado con Charly García y Spinetta. Estoy abducido por ellos.
¿Cuál es tu proceso creativo al componer nuevas canciones?
No tengo un método definido, ni me marco horarios ni objetivos. Lo que creo que tengo es constancia, andar siempre detrás de la canción. Anoto ideas de letras en el móvil o en cuadernos, si me gusta una canción de alguien la guardo e intento adivinar por qué me gusta. Anoto versos de poemas que me emocionan. La movida es reunir información, estar un poco alerta a lo que escuchas por ahí…con los amigos, en las noticias…
Intento coger el instrumento todos los días. Integrar la música en mi día a día, como una rutina, o casi como una manía que me alivia, o me da cierta calma. Sí que vas cogiendo oficio con los años, y vas pillando truquillos y atajos a la hora de componer. Fui puliendo un poco el proceso una vez tengo la canción. Primero la grabo en el móvil y se la envío a dos o tres personas de confianza. Si la sigo tocando y veo que me gusta, que voy pillando seguridad, pues ya me pongo a hacer la maqueta en casa. Grabar un par de pistas de guitarra, de piano, unas voces, una percu…empezar a imaginar cómo podría sonar. Esa parte es importante y sí que la fui aprendiendo estos últimos años.
Hay como cierta pose romántica en gente así del mundillo de la canción que se escuda mucho (yo el primero) en eso de que “si la canción es buena se sostiene sola, con una guitarra y una voz”, “menos es más” ya, sí, bueno, pero es algo cómodo eso. Ponerte a grabar y enfrentarte a tus limitaciones abre mucho la cabeza. Hay gente muy crack que se lo puede permitir, ok, Nick Drake se sale haciendo eso, pero oye, y ¿el St. Peppers qué, eh? Cuando empiezas a añadir cosas es cuando puedes llegar a sitios guays o la puedes cagar por completo. Ahí también se empiezan a asumir riesgos que son muy estimulantes. Y te lo dice alguien que toca sólo muchas veces y me encanta, y que hay cosas de guitarra, voz y dos cositas que me flipan, pero en mi cabeza suena a veces una orquesta, sólo que no la puedo pagar…
En diciembre sacaste Dejadnos Vivir FC, el primer single de tu siguiente trabajo en solitario, ¿Qué viene después?
Salió un segundo: Más palabras no, también con un aura acústico. Luego va a venir un tema más pop, con sonoridades más eléctricas, con algún sintetizador por ahí…pero con un anclaje en la guitarra acústica. El disco va a estar un poco entre esos dos lugares. Creo que sí va a haber un hilo conductor en las letras del que estoy contento.
¿Si pudieras describir tu próximo single en una palabra cuál sería?
Nostalgia
¿Qué nos espera el próximo mes?
Un bolo Santiago (en el Café Camalea) con el trío. Bueno, y unas cañas en la ascensión seguro.
¿Tienes alguna canción favorita que hayas compuesto? ¿Por qué es especial para ti?
Parte una lanza, del primer disco como tal de Sinestesia. La verdad, porque cuando la acabé pensé, “oye, ni una pega”. También me recuerda a una buena época. Diría también Nunca máis de Sinestesia. Y la Charcutería, porque me llevó a escribir de otra manera.
¿Qué te gustaría lograr con tu música en los próximos años?
Seguir disfrutando con ella, y joder, si algún tema lo peta y la peña lo canta en las sobremesas con los colegas…pues la hostia, claro.
¿Hay algún lugar o escenario en particular en el que sueñes con actuar algún día?
Me voy a poner muy nostálgico. Con Sinestesia tocamos varias veces en la parte de abajo del Ateneo 30. Un garito de Santiago que ya cerró hace años. Sueño (sueño literalmente) en muchas ocasiones con aquellos bolos. Así que esto no es un sueño en plan, “tocar en las Ventas”. Pues oye, claro que me molaría tocar en las Ventas, pero en los sueños como que no me sale. Soñar, lo que se dice soñar literalmente, me sigue saliendo el Ateneo 30. Bastante sintomático, yo creo.