19 mayo, 2024
Las autoridades ucranianas esperan revitalizar el proceso de reclutamiento militar con la implementación, este sábado, de una nueva ley de movilización que endurece las sanciones para aquellos que no cumplan con sus obligaciones militares. Esta medida genera ansiedad entre los hombres en edad de ser llamados al frente.
«Cada vez hay más reclutadores en la calle», comenta a EFE un programador de Kiev de 29 años, quien prefiere mantenerse en el anonimato.
El joven expresa su pánico ante la posibilidad de ser enviado a combatir y considera que no tiene habilidades útiles para el Ejército, el cual necesita más efectivos para enfrentar a un enemigo numéricamente superior.
Como muchos otros hombres adultos, este residente de la capital evita lugares donde suelen desplegarse estas patrullas, como las cercanías de las estaciones de tren, y sigue de cerca los canales de Telegram que informan en tiempo real sobre la presencia de reclutadores en diferentes puntos de la ciudad.
A partir de este sábado y en un plazo máximo de 60 días, este joven profesional, quien trabaja de forma remota para minimizar el riesgo de encontrarse con los reclutadores, deberá actualizar sus datos en el registro digital o en una oficina de alistamiento para cumplir con las nuevas normas.
De no hacerlo, se expondrá a multas e incluso a la revocación de su carnet de conducir si es detenido por las patrullas de reclutamiento. Su mayor temor es recibir una citación que lo obligue a unirse al Ejército.
Casos de movilización forzosa irregular
Desde mediados del año pasado, el bufete de abogados Gromov&Gromova se encarga principalmente de casos de movilización forzosa que no respetan los procedimientos legales.
«Hombres uniformados en la calle simplemente fuerzan a civiles a subir a vehículos sin dar explicaciones y los llevan a la oficina de reclutamiento. Nosotros intentamos liberarlos utilizando nuestras facultades de representación», explica a EFE Serguí Grómov, socio del bufete.
En estos casos, los reclutadores entregan citaciones a los civiles para que comiencen su entrenamiento militar antes de ser asignados a una unidad.
Grómov señala que el reclutamiento a veces se realiza de manera apresurada, sin respetar los plazos correspondientes y sin considerar el estado de salud u otras condiciones que podrían eximir a la persona de servir.
Alertados por los movilizados o sus familiares, Grómov y su equipo trabajan contra reloj para sacar a sus clientes de los centros de alistamiento.
«Una vez en el campo de entrenamiento, perdemos acceso y debemos iniciar un proceso legal lento y complicado», explica el abogado, cuyo objetivo es agotar todas las vías legales para evitar que sus clientes sean desplegados contra su voluntad.
Incidentes en las calles
En los últimos meses, han circulado videos en redes sociales mostrando a reclutadores forzando a hombres en edad militar a subir a sus vehículos.
Algunos se resisten y reciben el apoyo de otros transeúntes. Incluso el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, ha declarado que estas prácticas son inaceptables.
Militares heridos en combate, que ahora se dedican a reclutar nuevos soldados en las calles, se quejan del trato que reciben de la misma población que antes los consideraba héroes.
Grómov ha observado un aumento en los casos de movilización abusiva desde principios de 2024 y prevé que este número aumente con la entrada en vigor de la nueva legislación.
«Actualmente tenemos decenas de casos, pero pronto superaremos el centenar», afirma.
Mientras tanto, Rusia abrió un nuevo frente la semana pasada en la región fronteriza de Járkov, en el noreste de Ucrania, incrementando la necesidad de tropas para contener la ofensiva rusa.
En los centros de reclutamiento de Kiev, cientos de hombres con diversos niveles de motivación ya hacen fila para actualizar su información en el registro militar.
Las autoridades ucranianas también permiten ahora el alistamiento de ciertas categorías de presos y esperan movilizar a suficientes nuevos soldados para continuar resistiendo en la guerra.