29 abril, 2024
El lunes 29 de abril, mientras el sol iluminaba la Escalinata del Palacio de La Moncloa en Madrid, algo más que la festividad de San Pedro Mártir estaba en juego. A las 11:00 en punto, la cuenta regresiva llegaba a su fin. Durante 112 horas, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, se mantuvo en un completo hermetismo, sorprendiendo incluso a sus colaboradores más cercanos.
La incertidumbre reinaba hasta hace apenas unas horas, cuando Sánchez finalmente anunció su decisión de continuar al frente del Gobierno en una declaración institucional sin espacio para preguntas ni la presencia de la prensa. Este anuncio se produjo tras una semana de intensa especulación alimentada por informes periodísticos sobre la esposa de Sánchez, Begoña Gómez, y las acciones políticas y judiciales derivadas de estos informes, que el presidente calificó como una «estrategia de acoso y derribo».
La mañana en La Moncloa fue tensa. Sánchez se trasladó temprano al Palacio de la Zarzuela para informar al Rey de su decisión. Ninguno de los ministros del círculo íntimo tenía programada ninguna actividad para ese día, pero algunos, como Félix Bolaños y María Jesús Montero, se dirigieron al complejo presidencial. Santos Cerdán, secretario de Organización del PSOE, y Óscar López, su jefe de gabinete, también formaron parte de las deliberaciones.
La decisión de Sánchez de cuestionar su permanencia en el cargo tomó por sorpresa tanto al Gobierno como al partido socialista. Esta inesperada pausa en la política española se produjo después de que un juez anunciara una investigación sobre la esposa de Sánchez por presunto tráfico de influencias y corrupción, lo que llevó al presidente a cancelar sus compromisos y a replantearse su futuro político.
Hasta este momento, a pesar de la frágil situación parlamentaria de su gobierno de coalición y las presiones de los partidos independentistas en cada votación clave, Sánchez había mantenido firmemente su intención de permanecer en el cargo hasta el final de la legislatura. Sin embargo, su decisión de renunciar a los Presupuestos de este año debido al adelanto electoral en Cataluña había generado dudas sobre su determinación. A pesar de todo, Sánchez había expresado su determinación de seguir adelante en una comparecencia reciente en el Congreso, aunque ya habían surgido informes sobre la actividad de su esposa.
La decisión de Sánchez puso fin a una semana de incertidumbre y parálisis política en España, durante la cual el país estuvo en un estado de espera desde que el presidente anunció su necesidad de reflexionar sobre su continuidad en el cargo. Durante este período, Sánchez se mantuvo en silencio y recluso en La Moncloa, limitando sus interacciones y decisiones a unos pocos colaboradores cercanos mientras se sumergía en la introspección y el ejercicio físico.