5 agosto, 2024
1366.- A favor de las revueltas civiles, el pueblo de Ourense se subleva contra el señorío de sus obispos y, capitaneado por Gómez Fernández de Soria, Adelantado de Galicia, derriban el castillo Ramiro al grito de ¡Viva el Rey D. Pedro!”.
El Castelo Ramiro, también conocido como Castillo Ramiro o castillo de Miraflor, se ubicaba en un alto de la capital ourensana. Fue construido a finales del siglo XII por voluntad de los obispos de Ourense, que ejercían el señorío sobre la ciudad. Aunque actualmente apenas quedan restos de él, estaba situado en un punto estratégico desde el que se podían vigilar las entradas y salidas desde todas las puertas de la ciudad. En la Baja Edad Media fue uno de los protagonistas de los conflictos que se produjeron entre el obispado de Orense y la propia ciudad.
Tradicionalmente, la fundación del castillo se atribuye, debido al nombre, al rey Ramiro I de Asturias. Sin embargo, según consta en los documentos medievales, fue levantado a finales del siglo XII por orden de los obispos orensanos con el fin de garantizar su dominio sobre la ciudad y sus inmediaciones.
Los habitantes de Ourense, a causa de los continuos conflictos y del desorden social, sufrieron repetidamente abusos, robos y toda clase de violencias, incluyendo asesinatos y cobros ilegales de rentas, por parte de los moradores de castillo Ramiro, ya que los nobles aprovechaban la debilidad de la Corona para sembrar el desorden. Los abusos y desmanes que tuvieron que soportar los habitantes de Ourense «generación tras generación» provocaron que entre los días 15 y 20 de abril de 1467, durante la Revuelta Irmandiña, la fortaleza fuera derribada por disposición de la Hermandad local de Orense, y los irmandiños derribaron numerosos castillos en toda Galicia de modo sistemático, entre los años 1467 y 1469.
Pero cuando terminó la Revuelta Irmandiña los nobles recuperaron todo su poder y la fortaleza de castillo Ramiro fue reconstruida por segunda vez. Pero el enfrentamiento entre el conde de Lemos y el conde de Benavente siguió adelante y Álvaro Páez de Sotomayor, que respaldaba al de Benavente, consiguió apoderarse de Castillo Ramiro al tiempo que los partidarios del conde de Lemos se hacían fuertes «tras las fortificaciones de la catedral ourensana». El conflicto se saldó con muchas viviendas y edificios arrasados, además de numerosos fallecidos.
El periodo de desórdenes y violencias en Galicia no finalizó hasta que los Reyes Católicos emprendieron su «campaña de pacificación» en ese territorio y empezaron a castigar a los delincuentes y malhechores, además de derribar numerosos castillos. A mediados de noviembre de 1486 la fortaleza de castillo Ramiro fue demolida por orden de los monarcas, aunque el derribo fue llevado a cabo por el «comisionado» Sancho Ruiz de Villegas. La demolición de castillo Ramiro, como señaló Vila Álvarez, supuso el principio de su completo «olvido» y el final de un turbulento periodo de tiempo en el que los habitantes de Orense tuvieron que soportar toda clase de violencias y desmanes por parte de los nobles de la ciudad y de los dueños de la fortaleza.
1318.- Sale para España, a tomar posesión de la mitra de Santiago, el francés. Berenguel de Landoire. Este influyente dominico llegó a Compostela desde la corte papal francesa de Avignon, enviado expresamente por el pontífice Juan XXII, de quien era amigo. Su misión era poner orden en la Archidiócesis deantiago, que vivía un tiempo muy conflictivo.
Tras una concienzuda represión, el francés, hombre de gran cultura, inició un periodo de prestigio exterior de la archidiócesis. Su experiencia como maestro general de los dominicos le ayudó a afrontar su renovación y reorganización. Gran admirador de la labor de Diego Gelmírez, el más decisivo arzobispo en la promoción exterior del santuario compostelano durante la Edad Media, reavivó la actividad cultural y peregrinatoria que pasaba por un periodo de abatimiento.