24 junio, 2024
Santiago llora este lunes la pérdida de José María Caneda, el histórico y carismático presidente que condujo a la SD Compostela de Tercera a Primera división en apenas seis años, con un estricto control financiero y una gestión caótica pero a la vez muy resolutiva.
Caneda logró dejar su sello en una época del fútbol español que nada tiene que ver con la actual, con los controvertidos y forofos Jesús Gil y Manuel Ruiz de Lopera presidiendo el Atlético de Madrid y el Betis, respectivamente.
Con el exalcalde de Marbella y entonces máximo accionista del Atlético, Caneda protagonizó una de las imágenes más bochornosas del fútbol español a las puertas de la antigua sede de la Liga de Fútbol Profesional. Ocurrió en marzo de 1996.
Allí se iba a celebrar una reunión de los presidentes, la cual quedó en un segundo plano por la bronca protagonizada por Jesús Gil y José María Caneda. La bronca venía de lejos. Los presidentes llevaban tiempo ya dedicándose bonitas palabras como «montón de mierda», «calamidad», o «bulto de carne con ojos». Y estalló ese día. Ambos se intercambiaron graves insultos con las cámaras de televisión como espectadores.
El entonces apoderado del Compostela, José González Fidalgo, gerente del Compostela, intentó evitar que la discusión fuese a más, pero terminó recibiendo un fuerte puñetazo de Jesús Gil, ante la impotencia de un Caneda sujetado por los escoltas del dirigente rojiblanco, al que no cesaba de insultar.
El carismático dirigente estuvo al frente del club de su ciudad cerca de veinte años y lo condujo a la mejor etapa de su historia.
El Compos de Caneda permaneció en Primera división cuatro temporadas seguidas, desde 1994 hasta 1998. Logró un subcampeonato de invierno con Fernando Vázquez como entrenador, y encajó uno de los mejores goles que se recuerdan de Ronaldo Nazario, en aquel momento futbolista del FC Barcelona.
“Caneda nos recordó una y otra vez que fuimos unos inútiles por no pararlo a patadas”, recuerda un exfutbolista del Compos, al que Caneda también amenazó con no pagar su sueldo en 1996 por el irregular arranque de temporada: “Era peculiar y tozudo. Quería controlarlo todo y a su manera».
Caneda también deja frases célebres como «entre la espalda y la pared» o «adornar la píldora», otra muestra de un sentido del humor del que nunca se avergonzó porque él se sentía «un payaso escondido».
Después de años peleando contra un cáncer de estómago, apartado ya de un fútbol muy diferente al que él vivió en la década de los noventa, Caneda falleció este lunes en Santiago, su ciudad, la misma en la que empezó practicando atletismo y donde acabó triunfando con el fútbol hasta que los resultados deportivos dejaron de acompañar y los problemas económicos lo convirtieron, como a muchos otros presidentes de su época, en un problema para sus clubes.