19 agosto, 2024
El Biobanco del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) ha creado la primera colección de muestras biológicas de tripulantes de cabina de pasajeros, un colectivo que por su actividad laboral sufre un desfase horario crónico. Este esfuerzo busca estudiar si la alteración constante de los biorritmos aumenta el riesgo de cáncer, mientras que la colección de muestras, que incluye sangre, saliva, orina, heces y uñas, se encuentra a disposición de la comunidad científica internacional para investigaciones futuras.
Desde principios de 2021, más de un centenar de tripulantes de cabina donan anualmente sus muestras biológicas al CNIO. La Agencia Internacional de Investigación del Cáncer clasifica el trabajo que altera los ritmos circadianos como “probablemente carcinógeno”, evidenciando la importancia de este tipo de investigaciones. Virginia López del Alcázar, responsable de Salud Profesional de la Asociación Española de Tripulantes de Cabina de Pasajeros (AETCP), señala que esta iniciativa busca demostrar científicamente el impacto de su profesión en la salud para reconocer su riesgo laboral al igual que se hace con pilotos y fotógrafos aéreos.
María Casanova-Acebes y Alba de Juan, investigadoras del CNIO, utilizan estas muestras para estudiar la relación entre ritmos circadianos, sistema inmunitario y cáncer. Según De Juan, el sistema inmunitario tiene un ciclo de 24 horas con etapas de reposo y actividad, y en personas sometidas a cambios constantes de horario, este ciclo puede desincronizarse, afectando la cantidad y función de los leucocitos.
Para validar estas hipótesis, las investigadoras han establecido tres grupos de estudio: tripulantes de vuelos de largo radio, corto radio y un grupo de control con individuos que no vuelan. Las muestras se recogen cada seis meses desde marzo de 2023 y se analizarán durante cuatro años para estudiar la cantidad de células del sistema inmunitario y su perfil inflamatorio.
Además de la luz natural, otros factores como comidas abundantes, luz artificial y el uso de pantallas pueden influir en los biorritmos y provocar distorsiones inflamatorias. Casanova-Acebes busca establecer cómo los cambios en el sistema inmunitario perpetuados en el tiempo pueden ser responsables de enfermedades inflamatorias, incluyendo el cáncer.