19 junio, 2024
No se puede decir que el cumpleaños, hoy, de los diez que Felipe VI lleva al frente de la Monarquía de España, tras hacer accedido a tal responsabilidad por la abdicación de su padre, Juan Carlos I, transcurra en el más favorable clima político, al menos desde la intención, como ya se evidenció el pasado domingo con esa más que pírrica manifestación convocada en Madrid en demanda de una República. Al parecer, según los convocantes, un deseo tan arraigado en el pueblo… que no logró pasar de los cuatro mil congregados, según los cálculos más optimistas. Es decir, por el flanco de la ciudadanía, en la Casa Real no debieran percibirse síntomas de preocupación.
Pero, como apuntábamos más arriba, es el clima político el empeñado en torcer la voluntad de los españoles a base de denigrar una figura, la de propio Rey, y un régimen monárquico, en la persona de la Princesa de Asturias, de parte de aquellos que ejercen algún tipo de representatividad y que por ello mismo han jurado o prometido cumplir y hacer cumplir las leyes que señalan, desde la propia Constitución, la legitimidad de la Monarquía en igual medida que sus propios cargos representativos.
Y el ataque al Rey procede desde ambos extremos, que ya dice el proverbio popular que acaban por tocarse o, al menos, compartir pensamientos. Vox y ese adminículo que Sánchez creó desde la nada para las europeas y cuya cita es una ofensa para el buen gusto político, critican al Rey porque su Majestad no cayó en la prevaricación negándose a firmar la Ley de Amnistía. Es decir, le critican por cumplir con su deber. (Por cierto que el adminículo ese, ese pedúnculo insano que Sánchez favorece y que tuvo representación europea proclama la negativa de ayuda para Ucrania a recuperar su territorio invadido, en un manifiesto ejemplo de que “el vestido del criado dice quien es su amo”).
Desde el otro lado del espectro político, es decir, desde el PSOE incluido hacia toda su izquierda, a base de pequeñas ofensas salpicadas por todo el territorio pero que tienen la evidente determinación de la minusvaloración de la figura de la Monarquía, de la creación de un clima preciso para que, llegado el día, propiciar el referéndum sobre su figura. Así, la negativa de toda la izquierda oponiéndose –los socialistas con su abstención- a que Mallorca designe a la Princesa de Asturias, Leonor de Borbón, como hija adoptiva en la próxima Diada de Mallorca. Se da la circunstancia de que es la primera que una candidatura de honores de la Diada de Mallorca obtiene votos en contra. Eso sí, en declaraciones de los socialistas ¿Saben a quienes culparon de su decisión?. Al PP. Como lo oyen.
También días pasados y en el parlamento autonómico navarro se ha rechazado una declaración institucional presentada por el PP de apoyo a la Monarquía como “parte de la identidad cultural de España” y “pilar de estabilidad institucional”. La propuesta no ha salido adelante gracias, entre otros, a la abstención del Partido Socialista de Navarra.
Pero es que la propuesta del PP no era sino una réplica a la moción probada días antes en ese mismo hemiciclo la que se destacaban los “valores republicanos” y se calificaba de “corrupta” a la Monarquía, propuesta que salió adelante con el apoyo, esta vez sí, del PSOE navarro. Y como pasara en Mallorca y dicta el Señor Fango desde la Moncloa, los socialistas calificaron de “vergonzosa” la propuesta del PP.
Los intentos citados son, apenas, ejemplos de la continuidad de la minusvaloración que el Gobierno hace de la figura del Jefe del Estado a quien roba incluso lo poco que le queda, el protagonismo representativo tanto a nivel nacional como internacional en la obsesión por el Presidente Sánchez, cual nuevo Rey Sol, de llegar un día a presidir la Republica española.
Puesta ante toda la que está cayendo y en ocasión que se antojaba tan propicia como para sacar a la gente a la calle a favor de la Monarquía, al PP, el único que mantiene su fidelidad a Monarca e institución, solo se le ocurre hacer público un comunicado felicitando al Felipe VI por sus diez años de mandato. ¿Pero quién demonios es el acomplejado estratega de Génova que ni las huele?
Majestad, en medio de este erial de soledad por su ético comportamiento, ejemplaridad y transparencia de la Institución, ¡felicidades!. Y que cumpla muchos más, a poder ser acompañado de una no tan mezquina clase política. Pero consuélese, le quedan los españoles.