31 mayo, 2024
En el particular capítulo de las frustraciones de este cronista quedan dos destacadas y con idéntico protagonista, un alcalde de la comarca compostelana ya fallecido. Por más que se le insistiera en que cerrar el ejercicio municipal con superávit mientras quedaban tantas cosas por hacer era una mala gestión, no se caía de la peana. De igual modo, celebrar un acto público y con fotógrafos para la entrega de libros a los escolares necesitados resultaba un escarnio para las familias y una mala imagen, de pobreza, para el municipio en cuestión. Pues ni por esas.
Al Gobierno de la Nación parece ocurrirle otro tanto. Con tal de comparecer ante la opinión pública con algún índice de crecimiento, le da lo mismo que sea positivo o negativo, siempre que crezca respeto del anterior ejercicio.
Lo acabamos de comprobar días atrás a través de una nota pública del Ministerio de Seguridad Social que preside Elma Sainz y lo festejó hasta por tres veces la indescriptible vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, en la sesión del control al Gobierno del miércoles último.
Ministerio y vicepresidenta se felicitan de que el Ingreso Mínimo Vital llegue en el mes de abril a un total de 590.000 hogares, con un incremento respeto del año anterior de 130.000 unidades familiares, lo que es lo mismo que decir que la pobreza en España aumentó, cuando menos, en esa misma proporción, que totaliza a 1,7 millones de usuarios individuales.
Pues ya que de miserables felicitaciones hablamos, ahí va otra para que el Gobierno siga presumiendo, que también es un incremento, en este caso con récord histórico. Casi el 11 % de niños y adolescentes carecen de lo necesario para una vida digna, según recoge el Análisis de la Encuesta de Condiciones de Vida 2024, presentado días atrás. Y sí, es para felicitarse, según la tesis del Gobierno, ya que el montante total supone un crecimiento de 4,8 puntos porcentuales más que los resultados pre-pandemia de 2019.
Y una más, todavía, para regodearse en los crecimientos. El 6,9% de los niños y adolescentes menores de 18 años (más de 550.400) no pueden permitirse comer carne, pollo o pescado al menos cada dos días. Según el informe, los hogares monoparentales son los que presentan el porcentaje más elevado sobre este tipo de carencia, el 11,5%, con un incremento de 4,1 puntos.
¿No son estos datos reveladores de que nos encontramos en el mejor de los paraísos posibles? ¿Por qué somos tan incomprensibles con nuestros mandatarios, que con tanta fruición subvencionan la miseria? ¿Desagradecidos que somos?.