15 junio, 2024
No hace falta indagar en el arcano de la vida pública, en los escondijos más recónditos de la Administración para constatar la vigencia de una de las leyes de Murphy que señala que “cualquier situación, por negativa que sea, es susceptible de empeorar”.
Uno de los ejemplos más palmarios ocurre delante de la ciudadanía todos los miércoles en las solo pretendidas sesiones de control al Gobierno extravagante zoco baratillo donde se sale a insulto por intervención sin que la presidencia de la Cámara, sumisa a la voz de su amo, sea capaz de imponer el decoro parlamentario que sino sus protagonistas, que ya se ve que no, que la institución debiera representar en el imagina colectivo de la ciudadanía por ser –eufemísticamente ahora- la casa donde se elaboran las leyes.
El relato, la mera enunciación de la lista de personalidades que ocuparon la presidencia de la Cámara Baja aboca indefectiblemente a la melancolía si se recuerdan nombres de la talla intelectual, académica y política de Antonio Hernández Gil, Fernando Álvarez de Miranda, Landelino Lavilla, Gregorio Peces Barca o Félix Pons. Tras ellos, quizá sin su cualificación académica pero con un proceder más político, afianzada la democracia, surgieron Manuel Marín, Federico Trillo o Jesús Posada hasta que para demérito de Cámara y Ciudadanía y desde un plano más sectario, aparecieron Patxi López, Meritxel Battet o la actual Francina Armengol, para hacer verdad el principio de Murphy.
En esa larga y descompensada lista aparece también Ana Pastor, gallega de vocación y ejercicio y a quien la miopía del PP le hurtó los más altos cometidos en esta Comunidad Autónoma.
Ana Pastor acaba de despedirse del Congreso que presidió durante una nada fácil legislatura y en la que destacó siempre por la suficiente mano izquierda, la invocación de la negociación entre bambalinas para que los acuerdos llegaran consensuados a las sesiones plenarias. Su seriedad, proximidad a todos los grupos parlamentarios y vocación de entendimiento contrastan con el sectarismo actual, donde el presidente del Gobierno marca los tiempos de la oposición. El cuadro de Ana Pastor para la galería de presidentes fue descubierto esta semana en un acto de despedida digno de la homenajeada. El Congreso y también Galicia pierden y AMA, la Mutua de los Profesionales Sanitarios a donde se incorpora, gana a una persona de probada eficacia y mejor talante ¿Cuándo volveremos a tener en la presidencia del Congreso personas cualificadas, independientes y con personalidad para no plegarse a los dictados del grupo en el poder?