19 agosto, 2024
1216.- Carta privilegio dada en Zamora por D. Alonso IX al Ilmo. Sr. D. Martín Arias, obispo de aquella ciudad y natural de Santiago, concediendo licencia para fundar junto a la ermita de San Lorenzo “a una milla de la muralla de Compostela” una casa para él y cuatro capellanes, que luego fue convento.
En las orillas del Sarela nos encontramos con el Pazo de San Lourenzo de Trasouto.
Hay que remontarse a los primeros años del siglo XIII (la primera referencia tiene fecha del año 1216 en una carta de confirmación del rey Alfonso IX de León) para obtener datos de su nacimiento como una colegiata que alberga una pequeña comunidad de canónigos. Su origen se atribuye al obispo de Zamora Martín Arias, de origen compostelano, que buscaba un lugar apartado en su ciudad para pasar sus últimos años de vida.
A finales del siglo XIV el cabildo de Santiago cede la colegiata a los franciscanos. En esta cesión tiene un protagonismo fundamental fray Gonzalo Mariño que, vinculado familiarmente con Lope Sánchez de Ulloa y Moscoso, el primero de los condes de Altamira, recibirá de éste muchas tierras con bosque y huertas para el convento.
Será en la época moderna cuando los franciscanos protagonicen la historia de San Lourenzo. En este momento se configura la arquitectura actual del palacio y buena parte del entorno natural y la finca que hoy conocemos, gracias al patronato de la Casa de Altamira. Las cesiones de la Casa de Altamira no incluyeron la robleda inmediata, nunca cercada, que fue donada por Lope Osorio de Moscoso a la ciudad de Santiago en 1546, y que dio lugar a reclamaciones legales hasta finales del siglo XIX en que definitivamente es confirmada la propiedad del Ayuntamiento.
Con la desamortización de Mendizábal (1835-1837), el edificio es requisado por el Estado, teniendo los franciscanos que abandonarlo. El Conde de Altamira se opone a la decisión administrativa y defiende que el Monasterio fue donado a la iglesia para que habitasen en él los franciscanos, por lo que si no habitan en él, la propiedad tendría que volver a sus legítimos dueños y no al Estado. Comienza entonces una pugna de varios años por su propiedad tras la cual la Justicia da la razón al Conde de Altamira. Tras la muerte del Marqués de Astorga, es su hija la heredera del Monasterio, quien lo ofrece de nuevo a los franciscanos. Los monjes no aceptan el ofrecimiento al tener ya un monasterio donde residir, por lo cual la Duquesa de Medina de las Torres lo restaurará y adaptará con la estética de un pazo gallego, habitándolo como residencia y enriqueciéndolo con valiosas obras de arte procedentes de su patrimonio de Sevilla.
El pazo de San Lourenzo fue declarado monumento nacional en 1979.
Estamos ante un monumento que alberga tesoros únicos, como el jardín de boj del claustro, que se cree fechado en el siglo XVIII, o el retablo mayor de la iglesia, tallado en mármol de Carrara y procedente del monasterio de San Francisco de Sevilla. San Lourenzo acogió ocupantes tan ilustres como el arzobispo Pedro Muñiz, que fue tachado de brujo y que era amigo de Martín Arias; el emperador Carlos V, y hasta una más reciente, Fabiola de Mora y Aragón esposa del rey Balduino de Bélgica.
Otros elementos importantes de San Lourenzo son el retablo mayor y las figuras orantes de los marqueses de Ayamonte ubicadas sobre sus sepulcros, piezas renacentistas de origen italiano que la duquesa de Medina de Torres trae de Sevilla durante la conversión del antiguo y ruinoso convento en palacio. El retablo y los sepulcros, que en su origen forman un solo conjunto, fechados en 1532, fueron ejecutados por los escultores italianos Antonio y Giovanni Aprile. De gran importancia es también la imagen de la Virgen de la Cadera, de gran tamaño que pertenece a la Escuela Sevillana y está ubicada en el retablo del brazo norte del crucero.
En el robledal exterior puede verse cerca del muro de cierre un crucero fechado en 1683, delatando así la existencia de un lugar sacro no fácil de ver con detalle para los numerosos peregrinos del camino de Fisterra que, en este tramo, bordean el muro del palacio camino del cruce del Sarela por el puente del mismo nombre. En dicho crucero y al pie de uno de los contrafuertes de la fachada del convento, podemos encontrar sinos alquerques, juegos antiguos entre los que es muy popular en Santiago el o tres en raya, que se encuentra en abundancia tallado en suelos y bancos de piedra por toda la ciudad, destacando los conjuntos de las escaleras del convento de Santa Clara y la del entorno de la fachada principal del Seminario Mayor en la plaza de la Azabachería.
1320.- Regresa de la Corte a Santiago el arzobispo D. Berenguel trayendo presos a los procuradores compostelanos que le había entregado la reina.
1559.- Incendio del archivo de la ciudad de Santiago.
1884.- Es botado al agua en Ferrol el primer barco de hierro construido en los talleres de los señores Otero Gil y Compañía.