– El 25 de Julio es, quizá, la fecha más emblemática del año en Santiago. ¿Qué representa para usted?
Además de la devoción por el Santo Apóstol, cada 25 de Julio lo represento como la reivindicación de la galleguidad en Argentina, reflejada en la morriña de los emigrantes y el amor heredado por sus hijos y nietos hacia la tierra de nuestros ancestros. Un día donde los festejos cruzan el océano para resguardar las raíces que nos unen y manteniendo en alto la cultura gallega en este país, fortalecer aún más la hermandad entre ambos pueblos. A título personal, Santiago también representa a mi primer sobrino, bautizado de esta manera en honor a Apóstol.
– Al margen de la jornada institucional, festiva y de la ofrenda real, ¿qué supone el símbolo del Apóstol y todo cuanto se asocia a su figura?
Los símbolos asociados a la figura del Santo Patrono los podría dividir en dos: por un lado el del peregrino, el viajante que recorrió hasta en fin de mundo respondiendo al envío de su Señor de anunciar el Evangelio y por el otro el guerrero defensor y unificador de España. Un texto medieval atribuido al Beato de Liébana llamado O Dei Verbum, de alguna manera prefigura estos dos símbolos mencionando: «Los grandes hijos del trueno resplandecen, habiendo alcanzado a ruegos de su Madre, ambos con todos los derechos los honores supremos, gobernando solo Juan, a la derecha, y su hermano Santiago habiendo conquistado España».
– ¿Cree que en lugar de a Roma, ahora todos los caminos conducen a Santiago?
Si, porque la expresión “Todos los caminos conducen a Roma” actualmente luce obsoleta ya que fue originada en el año 20 a. C al marcar en el monumento ‘Milliarium Aureum’ el punto de inicio de las calzadas romanas en el auge del Imperio. Y aunque a la fecha continúan siendo un conjunto de rutas que plasman las múltiples maneras de llegar a la Santa Sede, en el Camino de Santiago se experimenta la legítima esencia del peregrinaje. Entonces si, hoy más que nunca, todos los caminos conducen al auténtico centro de la cristiandad, Santiago de Compostela.
– Está jornada también tiene asociada una fuerte connotación política, ¿se identifica con ella?
En fechas tan significativas como las del Día Grande de Santiago Apóstol lamentablemente ya es habitual que tomen implicancia las cuestiones políticas, entonces es primordial recordar que las mezquindades y enfrentamientos internos sólo perjudican la imagen del momento en que Galicia se proyecta al mundo entero. Por eso, particularmente me identifico con todas aquellas personas que, más allá de su ideología, aporten su voluntad sin intereses partidarios ni personales para que esta jornada sea una auténtica fiesta.
– Vivimos en una sociedad polarizada de todos contra todos, ¿en qué medida esta fecha puede ayudar a unir antes que a batallar?
Este 25 de Julio, como receptora de visitantes de todo el mundo con diferentes hábitos, creencias, tradiciones, idiomas y culturas, Santiago de Compostela tiene el enorme privilegio (y responsabilidad) de poder aprovechar su universalidad en busca de fraternidad entre los distintos pueblos. Santiago, ciudad histórica, plural y cosmopolita, tiene en sus manos la posibilidad de difundir valores de paz y respeto desde Galicia hacia el resto del planeta.
-¿Puede resumir en una frase el espíritu de un día especial que debería resultar balsámico para todos?
“No se puede amar lo que no se conoce, ni defender lo que no se ama”, de San Agustín. Por eso desde Buenos Aires, amo y defiendo al Santo Apóstol y a la ciudad que protege sus reliquias. Y transmito mi pasión por Santiago de Compostela hacia aquellos que no la conocen, para que puedan amarla y defenderla como yo.