21 julio, 2024
Si la memoria no juega una mala pasada al cronista, fue el regidor Ernesto Vieitez Cortizo quien, en sintonía con la materia de que era catedrático en la Universidad de Santiago, primero se ocupó de afrontar –y tratar de darle solución- el feísmo que a los pies del Pazo de Rajoy presentan las huertas allí ubicadas, comprendidas en el ancho espacio que delimitan la calle Huertas, Pombal y San Clemente y al que los edificios de las referidas vías urbanas sirven de particular pantalla protectora de lo que allí se esconde y que este periódico enseñó días atrás a través de una ilustrativa galería gráfica.
No hay nada que obligue a desdeñar, en primer lugar, el derecho a la propiedad sobre esos terrenos, como tampoco el reglamentario uso tipificado en el PXOM, por más que sobre la zona se cuenten con más de los dedos de las dos manos las actuaciones ilegales habidas en el transcurso del tiempo por parte de quienes querían aprovechar esos espacios para actividades de mayor solaz. Es más, incluso una revisión ahora mismo sobre las partes posteriores de algunos de esos edificios ofrecen más de una sorpresa de añadido de volúmenes, como bien revela la consulta de la zona a través de la aplicación Google Earth.
Una zona que, en todo caso, no escapa a la vista desde la terraza -o cualquier otra dependencia posterior- del Pazo de Rajoy, donde se celebran numerosos actos protocolarios con la presencia de destacadas personalidades de todo el mundo.
Por eso acaso no estaría de más retomar el debate sobre esa zona de modo que pudiera articularse a través del correspondiente Plan Xeral y en franca negociación con los propietarios una solución más atractiva para unos terrenos inmersos en una zona que es Patrimonio Universal de la Humanidad y que, por ello mismo, merecería más atención que esa voluntaria renuncia a afrontar el problema por parte de nuestras autoridades municipales.
Varias razones lo avalan, pero, la primera de ellas, el evidente silencio administrativo para realidades que en otros lugares tienen más duras exigencias urbanísticas para sus propietarios. ¿Veremos algún día, antes pronto que tarde, una solución consensuada para esa zona? ¿Lo será sin actitudes prepotentes de parte de la municipalidad, como acostumbra?