20 julio, 2024
Pronto hará catorce años que el actual regidor de Porto do Son, Luis Oujo, con mentalidad claramente emprendedora como empresario que es, intuyó la necesidad de dotar a su municipio del oportuno polígono industrial entre Portosín y la capital municipal. Complementaria a dicha construcción, preveía también el regidor dotar a esa infraestructura de la adecuada vía de comunicación que un polígono precisa, para lo que dio los primeros pasos para el diseño de una variante que bordeando Portosín uniera el futuro polígono con el corredor de Noia sin necesidad de meter por el centro urbano de esta localidad el tráfico pesado que un polígono industrial trae parejo. De paso, se beneficiaba el tránsito de los conductores que acuden a las playas sonenses en período estival y cuyo retorno a la capital gallega supone sufrir kilométricas caravanas con el consiguiente pérdida de tiempo dada la lentitud con que se mueve dicha multitud por los dos nudos –ahora uno solo- de Portosín.
Pero hablar de proyectar la variante fue como nombrar la bicha para parte del tejido comercial portosinense que, cometiendo el mismo error que en su día tuvieron Xinzo de Limia o Verín –hasta que la autovía a Madrid vino a arreglarlo- al negarse a sus respectivas variantes, lo que se tradujo en el cierre de muchos comercios y negocios de hostelería en favor de Allariz, que sí acogió de buen grado su propia variante. Porque los conductores prefieren huir de los atascos, que desean sobrepasar cuando antes. Nada de variante, para estos comerciantes, que seguro que los playeros se paran en medio de la caravana para tomar el refrigerio de tarde. Es más, se tomó tan visceralmente como afrenta el anuncio de la variante que hasta conocidas empresarias hicieron públicas notas descalificadoras criticando a los “señoritos de Santiago” que no quieren padecer atascos.
Pues en esas estamos, porque la variante del cruce de Portosín soluciona solo al cincuenta por ciento el problema. Eficaz para ese nudo de tráfico pero que olvida el paso de peatones que unos metros más arriba supone el auténtico cuello de botella mientras la municipalidad no se digne a regularlo con la policía local en las veraniegas tardes de regreso de la playa.
Este mismo viernes, como recoge la fotografía, la caravana se formó, a partir de las ocho de la tarde, a la salida de la cabecera municipal hasta Portosín. Eso sí, seguramente los empresarios de hostelería de As Furnas, Queiruga, Aguieira, Area Longa, Arnela, Cabeiro, Fonforrón, Río Maior, Rio Sieira o Xuño tienen distinto criterio que sus colegas portosinenes, incapaces de aprender, en su codicia mal entendida, de las experiencias ajenas. ¿Acaso es mejor que todo ese flujo económico se desvíe de Porto do Son a las más descongestionadas playas de Muros?
A día de hoy, polígono y variante siguen esperando a causa de la cerrazón vecinal. ¿Será que ellos lo saben todo?.