11 julio, 2024
Dice el diccionario en línea de la RAE que inoperancia es, en su primera y única acepción “Falta de eficacia en la consecución de un propósito o fin”.
De modo que más allá de la bien engrasada maquinara publicitaria del Gobierno de la Nación, es solo desde la terquedad de los datos, desde la irrefutable verdad de las estadísticas como se pueden enjuiciar las políticas de ayuda a los sectores más sensibles y marginados de la sociedad española que es, se autoproclaman ellos, una marca de identidad poco menos que exclusiva de las formaciones de izquierdas. Que el relato sí se lo tienen bien aprendido.
Y como prueba del ocho de esa supuesta voluntariedad, nada mejor que hacerlo a la sombra del tan aclamado en sus virtualidades Ingreso Mínimo Vital (IMV), concebido, dice el Ministerio, como “acción protectora de la Seguridad Social y que está destinada a garantizar unos ingresos mínimos a los ciudadanos, así como dotar de una especial protección a ciertos colectivos, como a la infancia y a las personas con discapacidad. Su objetivo es mejorar las oportunidades de las personas en su inserción social y laboral”.
Un genérico campo donde la mies, como en la Biblia, es mucha y las manos y dineros encargadas de beneficiarla no parecen tantos. Por no irnos más allá, digámoslo a modo de titular con datos de una fuente nada dudosa como es el Instituto Nacional de Estadística:
1.- El porcentaje de población en riesgo de pobreza o exclusión social aumentó hasta el 26,5%, desde el 26,0% de 2022.
2.- El porcentaje de población que se encontraba en situación de carencia material y social severa aumentó hasta el 9,0%, frente al 7,7% del año anterior.
3.- El 9,3% de la población llegó a fin de mes con “mucha dificultad”, frente al 8,7% de 2022.
Pues bien, el nivel de ejecución de las ayudas que suponen el Salario Mínimo Vital y destinadas de modo exclusivo a los incursos en alguna de las estadísticas citadas, lo acaba de desvelar la autoridad gubernativa encargada de tal cometido, la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF), que apunta, como resumen global, que dos tercios de los hogares que podrían recibir el IMV no reciben la prestación.
Pormenorizando este evidente fracaso, el organismo fiscalizador apunta a que Los 342.856 hogares que percibieron la prestación al cierre del año pasado suponen el 36% de los 952.702 potenciales beneficiarios.
Otro dramático dato es que la ayuda apenas llega al 17% de los hogares en pobreza severa.
Distintas son las causas de ese enorme fracaso de la política solidaria, entre las que se cuentan la percepción de otras retribuciones, significativamente de Comunidades Autónomas, pero lo cierto es que el 56 % de quienes podían recibirla ni siquiera la solicitan. Desvelar el por qué de esa inhibición debiera ser deber de ese Gobierno que proclama, desde la sala de prensa de la Moncloa y con el adecuado tiro de cámara, como se aprecia en la foto, que “España, Gobierna”. Si ellos lo dicen….