10 julio, 2024
Fue en época de las Mareas dirigiendo el concello de Teo cuando, dada su tradicional fobia a cuanto tuviera que ver con la Monarquía, se las ingeniaron para decir que cumplían la ley, sin cumplirla, respeto del Reglamento que obliga a las corporaciones locales a colocar los símbolos de España y efigie del Rey en lugares preeminentes.
Martiño Noriega, Rafa Sixto y compañía quitaron la efigie del Rey, que efectivamente presidía el salón de plenos desde su ubicación detrás del sillón del regidor, para desplazarla a un lateral de la sala en razón de que el sitio que ocupaba el retrato era el idóneo para colocar un plasma, por si ocasión había en los plenos de visualizar algún vídeo, algo de lo que este cronista no tiene constancia que se hubiera producido nunca.
Si mala era la excusa –de proyectarse el vídeo tendrían que darse la vuelta alcalde y tenientes de alcalde en una situación nada cómoda- peor la situación normal –que Martiño o Rafa quedaran expuestos en cada pleno al objetivo de cualquier cámara donde se reprodujera su efigie con el Rey como fondo por encima de sus cabezas. ¡Anatema!.
Cambió el grupo de Gobierno, al hacerse el PP con la alcaldía y las cosas siguen igual. Incluso con presencia ocasional en la sala del presidente del Parlamento, la segunda de las autoridades de Galicia. Y ya pasó más de un año.
No se sabe si por propio convencimiento de la regidora de que la figura de Felipe VI está bien donde está, con una ventana que al abrirse interrumpe su visión, como se aprecia en la foto. ¿Tal como en Barcelona en menosprecio que condenó el Supremo?. O, acaso, porque la febril actividad que despliega cada día la alcaldesa en actos protocolarios de todo signo y condición -estableciendo vetos de entrevista con representaciones que sí son bien recibidas en las más altas instancias de municipios de capital de provincia, de la capital gallega o en Diputaciones- no da para parase a pensar en qué dice la ley – artículo 85.2 del Reglamento de Organización y Funcionamiento (ROF) de las Entidades Locales aprobado por Real Decreto de 28 de noviembre de 1986- y la mejor forma de cumplirla. De lo que cabe deducir que no es sólo la izquierda la que incumple del mandato del ROF.
Volviendo a lo de las entrevistas, de Roma se dice que no paga traidores. En este caso y a propósito de Teo cabría destacar la rapidez con que se olvidan los amparos recibidos a lo largo de muchos años, en la larga travesía del desierto en la oposición. Un olvido consciente que se ejerce contra las ayudas externas recibidas y hasta con quienes se dejaron la piel en el camino desde la misma trinchera, aguantando del timón cuando arreaba la tempestad. Y no, no es buena práctica ir dejando cadáveres a cada lado del camino. En fin, ¿será por aquello de que del buen trato nace el ingrato?