8 julio, 2024
Fue en fechas previas –dos años antes- al Año Santo compostelano de 1993 cuando el conselleiro Víctor Manuel Vázquez Portomeñe sacó de su bolsillo la servilleta de papel en la que, en el transcurso de una comida, había apuntado unas pocas ideas, para viabilizar lo que allí se decía alumbrando el Xacobeo, una iniciativa que surgía con el propósito de aglutinar bajo esa marca todas las potencialidades que el fenómeno de las peregrinaciones representaba para Galicia y Compostela. Pero los titulares de la Xunta, obnubilados por la atracción turística que tal fenómeno traía parejo, pronto abandonaron aquella idea original para centrar los objetivos desde las únicas coordenadas de la rentabilidad económica de la parte turística. Beneficio que, en consecuencia, demandaba favorecer la concurrencia masiva de visitantes, obsesionados por la cantidad, al mismo tiempo que se presumía de hacer políticas de sustentabilidad en la actividad turística. ¡Que ya es milagro!
En consecuencia, con esa apuesta por el negocio, la Xunta olvidó otros aspectos del fenómeno jacobeo que son los que le dieron razón de ser a lo largo de los siglos y aparecen como la más extraordinaria de las consecuencias del peregrinar a Compostela: la consolidación de sentimientos y prácticas sociales y culturales en común, amén de favorecer el conocimiento entre distintos, como coadyuvantes a la idea de Europa. Pero también, la dedicación al fenómeno, en sus vertientes histórica, social y artística, de destacados hombres de cultura hasta el punto de alumbrar una bibliografía que se cuenta por decenas de miles de títulos y que constituye ya un corpus que apuntala definitivamente toda la armazón, la tramoya, en la que el turismo no es más que anécdota, por muchas arcas dinerarias que llene, de lo que la peregrinación a Compostela representa.
Hay que agradecer a los pioneros de aquella primera idea “xacobea” el haber sabido aglutinar, como parte de aquel ambicioso proyecto, la intensa actividad investigadora y académica que un grupo de sabios de toda Europa venían haciendo de modo sistemático sobre el fenómeno.
Aquellos trabajos e intercambio de opiniones siguen a día de hoy, pese a que la Xunta hace tiempo que, de modo incomprensible, desgajó de Cultura cuanto tenía que ver con las históricas peregrinaciones, quizá como la más palmaria evidencia de su permanente obsesión por la rentabilidad turística. O Quizá porque los saberes tocan techo en tan vulgar capitalización.
Pues bien, como fruto aún remanente de aquella idea original, la asociación de expertos en el Camino sigue reuniéndose con asiduidad, con el apoyo institucional de la Xunta, en esta ocasión en Compostela y en el marco del XIII Congreso Internacional de Estudios Xacobeos “Metrópolis: Santiago y Roma. 900 años de Historia”.
Unas jornadas que, lo dice la propia Xunta, pondría el foco en las relaciones entre ambas ciudades, estudiando, además del impacto en la peregrinación jacobea, cuestiones como la legitimación de los votos, la Reconquista y las órdenes militares, la posición de la ciudad compostelana durante el Gran Cisma del Occidente y la influencia española y santiaguesa durante el siglo XVI en Roma. Temas todos ellos que, a la vista está, no parece que tengan una relación estrecha con el turismo.
Sin embargo y sorpresivamente, fue el titular de dicho departamento de la Xunta, Turismo de Galicia, quien inauguró las jornadas de claro matiz histórico y delatoras, por ese mismo hecho, de la inoportunidad de haber reducido cuanto tiene que ver con el fenómeno jubilar compostelano a un departamento eminentemente turístico.
Al margen de la persona concreta que dirige tal departamento y de cuya valía no hay por qué dudar ¿De verdad es un departamento de turismo autonómico el más idóneo para recibir a historiadores europeo de primer nivel reunidos para reflexionar sobre la trascendencia histórica de Compostela y cuanto le atañe? ¿No estaremos desvirtuando nosotros mismos aquello que más nos representa y dignifica? ¿Es el aspecto de mecenazgo el único que Galicia quiere proyectar ante tan selecta reunión de estudiosos de lo nuestro?
Otro día hablamos de los grandes proyectos jacobeos frenados en la mitad de su realización con el despilfarro que supone dejar una obra a medias.