27 mayo, 2024
1351.- Domingo Tenreiro de Salamanca, comisionado por el rey D. Pedro el cruel, da sentencia en Lugo, en la capilla de S. Pedro, mandando entregar el señorío de la ciudad, llaves y bandera, al obispo D. Pedro López de Aguiar, sucesores e Iglesia. Su episcopado fue el más largo de esa diócesis en todo el S. XIV, durante más de cuarenta años. Contribuyó a la construcción de la catedral de Lugo, en cuyo interior erigió la capilla de Santo Domingo de Guzmán, además de haber aportado medios a las construcciones gubernamentales de Lugo, interesándose por el desarrollo urbanístico de la urbe, destacando, entre los edificios por él levantados de carácter civil, las casas construidas para él y su familia.
En 1836 se registró el triste acontecimiento que conmovió fuertemente al obispo, el asesinato de su mayordomo Francisco Fernández. Acontecimiento envuelto en cierto carácter de misterio que sería conocido como la “leyenda de María castaña”. Según escritura del 18 de junio de aquel año, María Castaña, mujer de Martín Cego, juntamente con sus cuñados Gonzalo y Alfonso Cego, se declararon culpables del citado asesinato, así como de haber proferido injurias a la Iglesia de Lugo. Proceder que tenía su base en la oposición a los impuestos y demás tributos que habría de pagar a la Iglesia y obispo en razón del señorío relatado al comienzo. En satisfacción de sus crímenes y pecados, María Castaña y sus cuñados hicieron donación a la catedral de todas sus heredades de Cereixa y se obligaron a pagar 1.000 maravedíes.
El nombre de María Castaña se incorporaría posteriormente a la tradición popular con el dicho “en tiempos de Maríacastaña”, que recoge el diccionario de la RAE, para aludir a un tiempo lejano en el pasado.