28 mayo, 2024
Blanca Cabañas (Chiclana, Cádiz, 1991) es una maestra de educación especial y pedagoga que ha completado su formación con un máster en necesidades educativas especiales y atención temprana. Siempre soñó con ser escritora. En 2018, su obra Katchi fue premiada como Mejor Relato Corto en el III Certamen Literario Dos Hermanas Divertida. Al año siguiente, consiguió el accésit a Mejor Novela Corta en el XXIX Certamen Calamonte Joven con Un buen vecino. En 2020, su relato Vivir se convirtió en el ganador del VIII Concurso Relato Breve Projecte LOC de Cornellà de Llobregat. En 2021, La línea se hizo con el primer premio en prosa en el Certamen Literario Ciudad de Chiclana. En 2022, Cabañas publicó su primera novela con Suma, Perro que no ladra, que cautivó a los acérrimos del género. Ahora, vuelve con El hambre del pelícano, un thriller crudo y ambicioso que se vale de la Chiclana más oscura como escenario. Su última novela sale a la venta este jueves 30 de mayo, prometiendo una nueva aventura literaria para sus lectores.
La autora de esta obra ha querido conversar con El Diario de Santiago sobre su nuevo thriller.
¿Qué te inspiró a escribir El hambre del pelícano?
Para escribir mis novelas siempre parto de una fuente de conocimiento, algo con lo que tropiezo, me interesa y comienzo a investigar. En este caso, quise llevar todo lo que aprendí acerca del mundo del Patrimonio Histórico al thriller. Vivo en Chiclana, una localidad costera de Cádiz, cuyo origen fenicio se remonta hace tres mil años. Y esto lo sabemos por la aparición de reliquias. Sin embargo, el hallazgo de estos restos arqueológicos es reciente en la mayoría de los casos. Concretamente, las estatuillas al dios Melkart a las que se hace alusión en la novela, aparecieron a partir de 1984.
¿Hubo algún evento o experiencia en particular que te inspiró a la hora de desarrollar la trama?
Como digo, me llamó mucho la atención el origen fenicio de Cádiz, el Patrimonio Histórico y también, qué ocurre con un cuerpo sin vida cuando no pueden identificar a quién pertenece. Así es como empieza la novela: con una muerte a los pies de un acantilado de alguien a quien es imposible ponerle nombre y apellidos.
La novela explora temas como la infidelidad, la búsqueda de la verdad y la codicia. ¿Cómo abordaste la construcción de estos temas en la historia?
En la novela, personajes que, aparentemente, viven una vida normal son puestos en situaciones desesperadas. De esta forma, el lector empatiza directamente con ellos y comprende que todos en algún momento podemos rebasar la línea que separa lo que está bien de lo que está mal. Si el lector entiende las motivaciones que tiene el personaje para hacer lo que hace, las comparta o no, descenderá de su mano a los escenarios más oscuros.
¿Por qué decidiste ambientar el relato en Sancti Petri y explorar aspectos de la historia fenicia de Cádiz? ¿Qué te atrajo de este escenario para desarrollar los hechos?
A veces, no nos paramos a comprender y darle valor a lo que tenemos delante de nuestros ojos. Me incluyo. Las historias fenicias que confluyen alrededor de Gadir y del caño de Sancti Petri son cuando menos sorprendentes. Se dice que Melkart, una deidad que se ha ido adaptando a cada momento histórico y que posteriormente sería conocido como Hércules, les pidió a los fenicios en el oráculo que fundaran una urbe más allá del mundo conocido. Se instalaron en Cádiz y levantaron tres templos, uno de ellos estaría situado en Sancti Petri. Sobre él, se cuentan innumerables historias, como que recibió la visita de Julio César y del general cartaginés Aníbal y que bajo sus cimientos se encuentra enterrado el mismísimo Hércules. La ubicación exacta de este santuario, a día de hoy, es un misterio. Cada cierto tiempo publican una noticia en la que aseguran estar apunto de encontrarlo, pero nunca es así. Y, sin embargo, hay mucha gente que piensa que todas esas creencias corresponden en realidad al castillo de Sancti Petri, una fortificación que sirvió como línea defensiva durante la Guerra de la Independencia. Pero no, el templo está bajo las aguas del caño de Sancti Petri y puede que nunca sepamos dónde exactamente.
Uno de los elementos clave de la historia es la estatuilla fenicia. ¿Qué simboliza este objeto para los personajes y cómo influye en el desarrollo de la trama?
En 1984 una draga removió un depósito de exvotos y hallaron las primeras estatuillas del dios Melkart. Este tipo de reliquia tiene un valor altísimo, pues confieren a Gadir una antigüedad pasmosa. Todos conocemos a alguien en Cádiz que ha encontrado algún resto arqueológico: ánforas, monedas, piezas de un barco… En España, a partir de la ley de Protección del Patrimonio Histórico Español de 1985, cualquier hallazgo, casual o no, debe ser notificado. Todo lo que hay de valor bajo tierra o en el mar pertenece al Estado. Pero, ¿todo lo que se encuentra es notificado? ¿Qué harías tú si encontraras con una reliquia de extraordinario valor que puede valer… mucho mucho dinero? Es la pregunta qué azota la vida de los personajes que habitan en la novela.
¿Cómo fue tu proceso de investigación para garantizar la precisión y autenticidad de los aspectos históricos y mitológicos de la trama? ¿Hubo algún descubrimiento particular durante tu investigación que te impactara o inspirara?
El proceso de documentación ha sido mi viaje, siempre lo diré. Me ha permitido conocer qué se esconde en el ala del museo que nadie visita, hablar con profesionales en restauración y conservación del arte, ver con mis propios ojos un taller de obras que esperan ser expuestas en vitrinas, pero que antes deben pasar un proceso de cloración y, en definitiva, adentrarme en un mundo apasionante e inesperado.
¿Qué desafíos enfrentaste al escribir un thriller envolvente que consigue atrapar al lector en una espiral voraz?
Esta segunda novela ha sido un reto. No quería publicar algo de lo que no me sintiera orgullosa y de lo que no estuviera cien por cien segura. No quería dejar ni un cabo suelto y había mucho que contrastar para dar una información hecha novela lo más fidedigna posible, teniendo en cuenta que es ficción. Lo fácil hubiera sido quizá repetir la receta, pero no me parecía justo. Ahora hay un público que espera, unos lectores a los que no quiero defraudar y tenía que darles lo mejor, aunque para ello haya tenido que tardar dos años en poner el punto final.
¿Cómo lograste mantener el suspense y la tensión a lo largo de la novela?
He cuidado con especial mimo los inicios y los finales de cada uno de los capítulos. No hay información de más. En cada capítulo sucede algo que te lleva al siguiente, sembrando sospechas, miedos y ese ritmo frenético que debe caracterizar al género que escribo.
¿Qué expectativas tienes respecto a las críticas que los lectores obtengan de El hambre del pelícano?
Estoy ansiosa por conocer la opinión de los lectores, por leer las primeras reseñas y por comentar con ellos. Mi primera novela, Perro que no ladra, fue autopublicada antes de llegar a una gran editorial, así que ya contaba con cientos y cientos de opiniones. Eso me hacía estar más tranquila, dentro de lo que cabe. Pero, El hambre del pelícano, solo lo han leído mis editoras y mi madre. Es como un gran secreto que nadie conoce y que muy pronto se hará público. Da un poco de miedo el salto al vacío, pero confío en que gustará porque lo he dado todo para que así sea.
¿Hay algún mensaje o reflexión que te gustaría que trascendiese a los lectores después de leer la novela?
El mensaje es claro: la avaricia puede destruirnos. Los personajes intentarán justificar su parte más miserable, el título esconde este enigma. El lector es quien deberá decidir si se deja engañar o no.