30 abril, 2024
Hace pocas semanas nos dejaba la actriz Silvia Tortosa, una mujer bella, serena, disciplinada y con una educación que ya no se estila. Para mí Silvia fue una persona muy especial en muchos sentidos, la conocí desde los comienzos de mi carrera y, muy pronto, entablamos una sólida amistad que permaneció hasta el final y en la que tuvimos la oportunidad de trabajar y de compartir muchos momentos de lo cotidiano.
Su precipitada desaparición nos ha dejado a algunos muy sorprendidos y con un sentimiento de tristeza por no saber todo lo que, en realidad, estaba viviendo en los últimos meses y de lo que yo, por lo menos, no era del todo consciente. Creo que su partida plantea muchos interrogantes en muchos aspectos, ya que ella era la única que tenía las verdaderas respuestas y, me parece, que. de poder hacerlo, tampoco los hubiese aclarado porque era una persona realmente reservada para lo íntimo.
Entre el oscurantismo de la situación recupero aquellos recuerdos.
La última vez que la vi fue a comienzos del pasado verano. A finales del mes de junio estuve en su casa de Puerta de Hierro almorzando. La encontré bien, tan guapa como siempre, aunque me sorprendió que comiéramos solos un domingo. Hablamos de muchas cosas, y cuando le pregunté por Carlos, me dijo que estaba muy centrado en su madre, ya que en los últimos tiempos estaba bastante mal. También me habló de otros temas, pero nada que provocara que saltasen las alarmas. Estuvimos hasta muy tarde, y, al salir, me di cuenta de que había muchas hojas caídas en la puerta … En tantos años… nunca había visto la entrada de la casa así…
A lo largo del verano hablamos dos veces por teléfono, la última en el mes de agosto. Había quedado en viajar a Galicia para visitarme, pero no lo hizo finalmente porque me comentó que tenía que resolver algunas cosas. Después, realicé varias llamadas telefónicas que no obtuvieron respuesta hasta que, poco antes de navidades, tuvimos una larga conversación y quedamos en vernos. Nunca volví a saber nada más de ella, aunque le dejé varios mensajes en el contestador.
Antes de conocer su fallecimiento me sorprendía su silencio, pero pensé que estaba resolviendo las cosas que tenía pendientes en Estados Unidos, como ella me había dicho. Más tarde, la triste realidad supuso un duro golpe que a día de hoy todavía no he asimilado. Nunca imaginé que nos dejara tan pronto, ya que soy testigo de su gran fortaleza en muchas ocasiones en las que no lo tenía nada fácil. Silvia era una luchadora nata, una mujer con una gran intuición que sabía lo que quería y, sobre todo, lo que no quería.
Todo este foco de atención con respecto a su final es más complicado de lo que pueda parecer, pero lo más importante es que Silvia dejó un legado cultural que, realmente, merece la pena. Sus películas, sus series, sus programas, canciones y escritos estarán para siempre con nosotros. Ella, que fue la protagonista de El Mago de Oz cuando era una adolescente, ya sabe el secreto de las baldosas amarillas.
Entre los pentagramas… su maravillosa sonrisa siempre nos acompañará en el recuerdo de todas las tardes inolvidables en las que abría las puertas de su casa a los amigos de siempre. Silvia ya cogió la verdadera rosa de la plenitud eterna.