29 abril, 2024
Nuestras amigas peregrinas iniciaron su jornada desde Cesantes, aunque con un ligero retraso debido a las persistentes lluvias. El Camino empezaba a cobrar su peaje en el ánimo de las peregrinas, quienes sentían el cansancio en sus piernas. Al alcanzar la cima de Cesantes, fueron recibidas por las impresionantes vistas de la isla de San Simón, donde los lugareños les relataron la trágica historia que tuvo lugar tras la Guerra Civil española.
En ese tramo del Camino, se encontraron con otros peregrinos procedentes de Cerdeña, con quienes compartieron parte de la jornada, lo que elevó notablemente su ánimo mientras descendían hacia Ponte Sampaio. A pesar de las adversidades, la belleza del paisaje compensó las dificultades y el cansancio.
Finalmente, llegaron a Pontevedra, donde tuvieron la oportunidad de recobrar fuerzas y disfrutar de unos momentos de esparcimiento en la plaza de la Verdura, además de visitar la iglesia de la Virgen Peregrina.
La Isla de San Simón
El oscuro legado de la Guerra Civil dejó una profunda marca en la historia de la isla de San Simón. A partir de 1936, esta isla fue transformada en un sombrío campo de concentración y exterminio, convirtiéndose en uno de los lugares más temidos del régimen. Durante este periodo, se estima que unas 250 personas perdieron la vida en San Simón, en su mayoría presos políticos. La isla se ganó la triste reputación de ser un lugar del que era casi imposible salir con vida.
Las condiciones inhumanas en las que se encontraban los prisioneros políticos y la frecuencia de los fusilamientos realizados allí hasta 1948 han dejado una huella indeleble en la memoria de la isla y de los familiares de las víctimas. A pesar del paso del tiempo, el recuerdo de aquellos días oscuros sigue vivo en San Simón, recordándonos la importancia de preservar la memoria histórica y honrar a quienes sufrieron en aquel periodo tan sombrío de nuestra historia.