24 abril, 2024
La historia del asesinato de Jusra al-Azami es más que una anécdota, porque simboliza el fracaso de un cambio que hubiese permitido crear en Gaza una democracia islámica, orientada a la búsqueda del bienestar de su población. Un cambio protagonizado por Hamas. Siempre nos orientamos por analogías y por eso mucha gente cree que Hamas es algo así como un movimiento nacionalista, e incluso socialista, que busca la liberación de un conglomerado de pueblos y personas que viven atrapadas en la franja de Gaza. Pero en realidad Hamas es al-Harakat al muqawama al islamiyya, que es lo que resumen sus siglas, o sea, un movimiento de resistencia islámico, es decir, de orientación religiosa; al contrario que al-Fatah y la Autoridad Nacional Palestina, que siguen un patrón nacionalista según un modelo descolonizador.
Hamas nació como un movimiento social y político en contra de la ANP (Autoridad Nacional Palestina), que estaba muy lastrada por la corrupción de sus funcionarios en Gaza. Hamas consiguió prestar servicios sanitarios, educativos y de todo tipo a una población sobre la que gobernaba de un modo paternalista, tal y como lo hacen todos los movimientos religiosos. Y además llegó al poder por medios democráticos, ganando unas elecciones, que jamás volvió a convocar. Aunque era islamista, su política se basaba en la wasatiya, o flexibilidad, que le impulsaba a dejar de lado los principios islámicos a favor de una política práctica que llevaba a la resolución de los problemas de la población.
Hamas no reconoció al Estado de Israel, y se considera en guerra con él, a pesar de que ambos estuvieron colaborando. Y lo mismo pasó con la ANP. con la que su líder Ismail Haniyah decide romper en 2007, aunque siguieron colaborando en muchos casos. El gobierno de Hamas está coordinado por un Comité Ejecutivo, del que depende un Consejo General, que se subdivide en cuatro departamentos: Prisiones, Gaza propiamente dicha, la Ribera Occidental – en la que gobierna la ANP-, y la Diáspora.
Junto al Consejo General existe el Congreso General, que controla tres ámbitos: militar, político y social. Hamas creó un sistema de gobierno y un ejército que en el año 2022 tenía 18.000 efectivos con 600 oficiales de alto rango y formación profesional. Un ejército dividido en 32 batallones, de los cuales Israel afirma haber destruido a más de 20. El gobierno de Gaza, que por cierto duplicó su población en los últimos 20 años gracias a una elevadísima tasa de natalidad, a la mejora de las condiciones sanitarias con sus 32 hospitales y a la inmigración, es posible gracias a la ayuda internacional de la UNWRA, de diferentes países, y sobre todo de Qatar y Arabia Saudí, en el terreno económico, y de Irán en el campo económico, y sobre todo militar. Irán ha armado y formado al ejército de Hamas, así como a Hezbollah, y utiliza a ambos ejércitos como instrumentos de su política exterior basada en los proxies, o sea, en la creación de grupos armados, que, aunque sean autónomos, siguen los intereses militares de Irán, en casos como en el de la guerra civil yemení, en la que se juega un pulso de poder entre los chiítas iraníes y los sunitas saudíes, que ya ha causado 477.000 muertos, según el último cómputo, y que ahora parece estar un poco relegada en el olvido.
«Hamas quiso crear una democracia islámica y no un régimen teocrático, como es el de los talibanes, o en menor medida el del propio Irán, pero poco a poco se fue inclinando hacia un islamismo más radical, por una parte, y por la otra hacia una solución militar imposible»
Hamas quiso crear una democracia islámica y no un régimen teocrático, como es el de los talibanes, o en menor medida el del propio Irán, pero poco a poco se fue inclinando hacia un islamismo más radical, por una parte, y por la otra hacia una solución militar imposible, ya que la destrucción total del Estado de Israel solo sería posible en una guerra nuclear global, en respuesta a la posible defensa nuclear israelí, que acabaría con todo el Oriente Medio, si no con la humanidad. Esta radicalización de Hamas, que traicionó sus principios iniciales, llevó a países como Egipto y Jordania, y a muchos otros a pasar a considerarla como una organización terrorista, por su apoyo a los atentados de distinto tipo y por su recurso al secuestro de rehenes y la amenaza de su ejecución, que no tiene nada que ver con las normas de la guerra, que cada cual viola a su gusto en el panorama internacional actual.
Para contextualizar el caso del asesinato de Jusra al-Azami es interesante ver cómo fue la transformación de los sistemas legales en Gaza, ya que en ella se puede ver muy bien lo que pudo haber sido y no fue en el campo de la construcción nacional gazatí. El sistema legal más antiguo era el Rijah al-Islah, en el cual las disputas sobre la propiedad de la tierra, los robos, daños corporales y asesinatos se resolvían, o bien con la venganza de sangre, o con acuerdos seguidos de pagos, como vimos en el caso de Jusra. Los jueces de esos procesos eran las personas notables, ya fuese por su autoridad familiar, su edad, o su riqueza y su poder político local.
Esos jueces podían ser sustituidos por árbitros – muhakimun-, que ejecutaban el tahkim. Y podían ser árbitros las personas siguientes: a)- los líderes beduinos que heredaban este cargo y juzgaban según el nif o costumbre; b)- los abogados profesionales especializados en el derecho civil, que serían los más justos y c)- los eruditos islámicos, que solo aplicarían la sharia en sus distintas interpretaciones, una veces radicales y otras moderadas por el sentido común. En paralelo a estas instancias estaban los majalis aili, o consejos de familia, fundamentales en lo que podíamos llamar las sociedades tribales, que se basan en el parentesco. Eran muy independientes, y por eso Hamas intentó controlarlos utilizando a militantes que formasen parte de las familias.
En un ámbito más profesional estaban las fuerzas policiales, que forzaban los acuerdos entre familias y protegían a ambas partes, agresores y agredidos, intentando evitar las venganzas de sangre. Se trataba de la shurtart al-dakhiliya. Y también la asociación de árbitros y mediadores de Palestina, reconocida por el Ministerio del Interior, denominada Jamiyya Makhatir Filastin, que podían actuar en toda clase de disputas de un modo eficaz. Estos árbitros a veces podían ser sustituidos por mediadores que llevasen a cabo la wasata, para favorecer los acuerdos pacíficamente.
Pero todas estas instancias de origen tradicional y base social, o de carácter racional, fueron siendo sustituidas por el Rabitat Ulama Filastin, o asociación de eruditos islámicos de Palestina, formada por doctores en teología formados en la Universidad de Gaza. Uno de ellos fue Marwan Abu Rash, quizás el más conocido. Estos eruditos juzgan solo por la sharia, por lo que son más intransigentes y están apartados de los problemas de los hombres y mujeres de carne y hueso. Tienen además la capacidad de bloquear cualquier ley o norma que contradiga la sharia. Y son asesores políticos y censores morales de toda clase de conductas. Son ellos los responsables de la intransigencia de toda clase y los que hacen que en Gaza el sueño de la razón produzca monstruos. Se consideran superiores y miran desde arriba al conjunto de la población, y sobre todo a las mujeres. Y como son unos privilegiados ni comparten ni entienden los sufrimientos de las víctimas de Gaza, de los que son culpables Israel y la locura de algunos dirigentes de Hamas.
Al escuchar cada día las noticias que llegan de Gaza, de Israel, de Irán, Afganistán y de otros países en los que la religión consigue controlar a la política y asfixia la vida de la gente, nos da la impresión de que estamos retrocediendo milenios en el tiempo, volviendo a la justicia del precio de la sangre, a las cadenas de venganzas sin fin, al sinsentido y la sinrazón, que son cada vez más peligrosas, según se incrementa el poder destructivo de las armas. Retroceder al pasado no tiene sentido, porque sus valores no pueden ser los nuestros. Por eso conviene acabar citando el Salmo 137, mezcla de religión y salvajismo, cuando dice: Acuérdate, Yahveh/ contra los hijos de Edom, del día de Jerusalén/ cuando ellos decían: «Arrasad/ arrasadla hasta sus cimientos.// ¡Hija de Babel, devastadora, feliz quien te devuelva/ el mal que nos hiciste,/ feliz quien agarre y estrelle contra la roca a tus bebés.