2 abril, 2024
Estos días tengo más presente que nunca la primera vez que estuve en Gaza. Fue en el año 1998 y todavía no era miembro de Save the Children. La sociedad gazatí era, a pesar de todas las dificultades, vibrante y joven, muy joven. Casi la mitad de la población estaba compuesta por niños y niñas que, en su mayoría, nunca habían salido de la Franja de Gaza o sólo habían ido alguna vez a Cisjordania para alguna operación médica.
Y hoy, años después, todo se ha venido abajo. En ocasiones tenemos que visibilizar conflictos olvidados, pero, paradójicamente, el que vive la infancia gazatí es de sobra conocido, con más de 12.000 niños y niñas muertos desde el 7 de octubre y ante los ojos del mundo.
Pero ojalá fuera el único. Mientras nos volcamos en ese conflicto no podemos desviar la atención de las bombas que también están matando a niños y niñas en otras guerras actuales, como la de Ucrania, donde ya han pasado más de dos años de conflicto y sin perspectivas de que llegue pronto a su fin. En febrero de 2022, a pocos días de que la escalada del conflicto se extendiera por Ucrania, estuve en la frontera de Siret, en Rumanía. La llegada de madres con hijos e hijas era continua, la incredulidad y desesperanza invadía sus rostros. Hoy sus perspectivas de regresar a sus hogares siguen estando lejanas.
En 2023, las guerras, los fenómenos climáticos extremos, los brotes de enfermedades mortales, las crisis económicas y los desplazamientos masivos pusieron en riesgo la seguridad, el bienestar y el futuro de millones de niños y niñas. ¿Te imaginas lo que supone una situación así? ¿Huir de un día para otro sin saber adónde ir y habiendo perdido todo?
Se prevé que en 2024 estas amenazas no hagan más que intensificarse. Aproximadamente 300 millones de personas —1 de cada 27— necesitarán asistencia humanitaria este año. La cifra de personas forzadas a abandonar sus hogares por conflictos y desastres climáticos ha sido la más alta registrada desde inicios del siglo.
Sé que los datos pueden ser abrumadores y de ahí la importancia en estar bien preparados. Durante este año, nuestro objetivo es brindar ayuda a unos 27,4 millones de personas —de las cuales, 15,9 millones son niños y niñas— de 46 países en respuesta a emergencias causadas tanto por guerras como por desastres naturales que ponen en peligro los derechos de los niños y las niñas. Nuestra ambición es alta, pero podemos lograrlo porque no estamos solos en esta misión.
Puede ser desalentador pensar en las dificultades que nos traerá este año, pero mediante una acción colectiva entre los niños y las niñas, las comunidades, nuestros aliados en terreno, los gobiernos, las instituciones internacionales y los socios, socias y donantes que nos apoyan, podremos acelerar y amplificar nuestro impacto para la infancia que está enfrentando las más grandes amenazas en la actualidad.
Si trabajamos en conjunto, podremos garantizar que ningún niño o niña se quede atrás. No podemos permitir que la guerra les robe su infancia, y en Save the Children estamos decididos a impedirlo.
Si está en tu mano, te agradeceríamos que apoyes la labor de Save the Children para que podamos proteger aún a más niños y niñas que continúan sufriendo las consecuencias de guerras la de Gaza y Ucrania, o las de terribles catástrofes naturales, como el terremoto en Turquía y Siria de hace poco más de un año.
No podemos volver atrás, me encantaría mirar nuevamente a los niños y niñas de Gaza y encontrar en sus ojos la misma esperanza que cuando visité la zona por primera vez hace ya más de 25 años. Sé que hoy sería mucho más difícil, pero no imposible.