31 marzo, 2024
Resulta imposible amar el fútbol español y no ruborizarse a la vista de los últimos acontecimientos ligados a la Real Federación Española de Fútbol (RFEF). Las reciente palabras de la Unidad Central de Operación (UCO) de la Guardia Civil, sospechando, literalmente, acerca de la existencia de «una estructura de mafia orientada a obtener lucro”, vuelven a sumir al deporte nacional en esa ignominia perpetua a la que parece abocado por el capricho de una dirigencia que parece no entender otro lenguaje que el de la huida hacia delante contra viento y marea.
A fin de cuentas, si lo piensan, la vida sigue igual. El aficionado continúa siendo la verdadera columna vertebral y quien mantiene vivo este deporte y, a pesar de eso, continúa siendo maltratado. Y no solo eso. Además, ha de contemplar resignado como el fantasma de la corrupción continúa instalado hasta en donde lo único que realmente debiera existir es nobleza, veintidós hombres y un esférico.