18 septiembre, 2024
Extramundi es un bucólico lugar que invita al descanso y esparcimiento, un área recreativa del mítico concello de Padrón que dio vida a la inmortal Rosalía, al universal Nobel Camilo J. Cela y en tiempo más contemporáneo a un visionario y concienzudo trabajador, José Manuel Cortizo Sóñora, convertido en un empresario de Primera División. En este recoleto y bellísimo rincón de la geografía gallega, con hermoso lago y espacio al aire libre para comer, vino al mundo la tercera celebridad del pueblo en varios siglos.
Padrón tiene historia. Bañado por los ríos Sar y Ulla, estrechamente vinculado a la llegada de los restos del Apóstol Santiago desde Tierra Santa, hoy es sede de la principal fuente de generación de trabajo en una amplia comarca. Un hijo predilecto del municipio forjó en casi cinco décadas de trabajo duro un imponente imperio empresarial, con importante efecto benéfico que multiplica recursos vía impuestos y crea empleo de calidad; un orgullo para toda Galicia. Y lo más llamativo: uno de los concellos más pequeños es el más grande en uno de los sectores productivos más cualificados de nuestra tierra.
Cortizo Sóñora, y casi a la par Amancio Ortega, consiguieron el denominado ‘milagro americano’. Partiendo de cero, cada uno en lo suyo, han conseguido escalar las más altas cumbres del empresariado patrio. El padronés abrió su primer taller en un pequeño galpón con cinco trabajadores para fabricar ventanas, balcones y puertas de aluminio en 1972. Seis años después el sector se reactiva y Cortizo, que las ve venir desde lejos, va más allá y se convierte en distribuidor de perfiles para la construcción; inaugura su primera nave y pone los pilares del futuro en el mismo terreno en el que hoy existe un emporio de decenas de miles de metros cuadrados de superficie. Referencia internacional.
En los años 90 comienzan las exportaciones y diversificación de su actividad. Desde la cercana Portugal hasta la lejana Eslovaquia, pasando por Tenerife y otras ubicaciones, se expanden sus raíces, se convierte en el primer fabricante nacional, multiplica su capacidad productiva y en nuestros días traspasa territorios y conquista el continente europeo. El mejor ejercicio de su historia ha sido el pasado 2023. Y su crecimiento es imparable.
Desde la producción hasta la distribución no hay nada que se le resista a este genio, con una capacidad de iniciativa y organización desbordantes. Se ha ganado a pulso el respeto de todos en una parcela de gran complejidad y muy competitiva. Un éxito reciente, a nuestro alrededor, ha sido la nueva techumbre de la Catedral de Santiago –una maravilla de la técnica- cuando por fin, tras siglos de espera, se erradicaron las destructivas goteras. Imponentes naves industriales a punto de inaugurarse en la compostelana Costa Vella son un prodigio asombroso de diseño y prestaciones.
Pero este cúmulo de aciertos tiene una base de partida muy sólida. Lo contaba a la autora una persona que le conoce bien. El joven Cortizo, en la veintena, ya estaba predestinado a ser lo que es. Durante el entonces servicio militar obligatorio -casi dos años en pleno franquismo-, mientras los demás reclutas salían de juerga en los días libres, el soldado se dedicaba a hacer horas extraordinarias para reunir sus primeros ingresos. Trabajo, trabajo, trabajo. Mientras los demás disfrutaban, él, como hormiga laboriosa, plantaba cara al futuro.
La guinda ha sido en las últimas horas la noticia de que el presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, inauguró con el empresario y su familia el denominado Campus Tecnológico. En terrenos adyacentes a la multinacional gallega se han invertido 40 millones de euros para crear algo grande. Una empresa, en la que prestarán servicio hasta 250 arquitectos técnicos e ingenieros, dedicada a ser un referente internacional de alta tecnología aplicada a todo tipo de fachadas. Un extraordinario paso adelante de quien, mientras los demás se divertían él trabajaba. Y, felizmente, así le va.
El empresario padronés es, además, hombre bueno y generoso. Un visionario normal al que no se le han subido los humos a la cabeza. Merece que la vida sea justa con él. Por el momento así es, y nos alegra. Algunas no creemos en los milagros, pero al profundizar en la vida de Amancio Ortega o de José Manuel Cortizo, habelos hailos.